sábado, 11 de febrero de 2012

Extremos

La modestia, practicidad y economía de un Cinquecento reflejándose en un lujoso Rolls Royce frente al también lujoso Hotel París de Montecarlo. Hubiera preferido el reflejo contrario, todo un Rolls reflejándose en un modesto Cinquecento, pero es lo que había.


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