miércoles, 8 de mayo de 2013

Tímido y escurridizo

De siempre me han gustado los petirrojos. En enero y febrero los he visto revolotear delante de mi coche mientras iba al trabajo temprano por la mañana, pero nunca he tenido ocasión de fotografiarlos. El día de la nevada de febrero en Barcelona subí a ver la nieve en la carretera que cojo cada día para ir al trabajo, porque sabía que allí encontraría bastante. Tras hacer las fotos de rigor y de regreso al coche me encontré a este pequeñajo saltando en el suelo. Yo me fui acercando poco a poco mientras iba disparando fotos, pero él me vigilaba con el rabillo del ojo. Esto fue lo máximo que me acerqué hasta que echó a volar. Me hubiera gustado más pillarlo sobre otro fondo donde destacara más, y de cara mostrando bien el plumaje del pecho, pero esto es lo que hay. La foto está recortada a un 30% más o menos.

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Serra de Collserola, Barcelona.


Los Ardinghelli

En el siglo XIII la familia Ardinghelli de San Gimignano eran los enemigos más acérrimos de los Salvucci. Esta familia hizo fortuna con el comercio y las finanzas y establecieron relaciones comerciales con la Lombardía y Oriente. Sus torres superaban los 52 metros de la torre Rognosa, a pesar de que eso violaba la ley del 1255 que prohibía superar esa altura. Por ello tuvieron que ser recortadas, y hoy en día miden la mitad de su altura original.

Las torres de los Ardinghelli son las que están en primer plano, hacia una esquina de la Piazza dell Cisterna. A la derecha la torre Rognosa, y detrás la torre Grossa, la más alta de San Gimignano con 54 metros de altura.

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San Gimignano, Toscana (Italia).


Luz del norte

Emili Pou diseñó el faro de Formentor en 1863. Está a 210 metros sobre el nivel del mar y su luz se puede ver desde 21 millas náuticas.

Cuando llegué al faro la oscuridad más absoluta lo envolvía todo, de tal manera que era imposible distinguir lo que era mar de lo que era cielo, e incluso dónde había tierra. La luz del faro se perdía en el infinito y sólo cuatro ráfagas barrían los acantilados a mi espalda cada 20 segundos. En días despejados puede verse la costa de Menorca desde aquí, pero la noche permite ver sus luces en el horizonte. También se ven desde aquí las lejanas luces de Alcúdia, que son las que iluminan el faro en esta foto. Empezaba a hacer frío y soplaba un fuerte viento, aparte que no veía ni dónde pisaba (un gato casi me hace caer), así que no me entretuve en hacer mejores fotos y disparé a pulso tirando de ISO.

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Península de Formentor - Pollença, Illes Balears.