sábado, 5 de mayo de 2012

Desde dentro

Las cuevas inspiran miedo y a la vez atracción. Miedo por la oscuridad y por no saber qué peligros ocultan, y fascinación por querer descubrir los tesoros que esconden. Pura contradicción.

La fuente del Foradot, en Mura, debe su nombre a la pequeña cueva que hay detrás de la caída de agua. En sus paredes quedan las marcas de las estalactitas que hubo en un tiempo y que la acción del hombre han hecho desaparecer.


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