miércoles, 31 de agosto de 2011

Descanso

Después de más de 500 km de atascada y calurosa (sofocante) autopista, llegas a un tranquilo pueblo francés, te sientas en la terraza del típico café, con esa barra de bar atiborrada de botellas de licor que seguramente nunca se abrirán, y disfrutas del regalo que te da el día con esta luz de atardecer. Lástima no haber llevado encima la cámara y haber tenido que capturar este momento con el teléfono móvil.

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