jueves, 22 de septiembre de 2011

El complejo

Cuenta la leyenda que allá por el siglo XII un caballero del vecino castillo de Loarre andaba por estas tierras de caza con un halcón. Al divisar una perdiz, el caballero soltó el halcón. La perdín, al verse perseguida por el halcón, saltó por un barranco, y el caballero observó cómo el halcón se lanzó tras ella.

Pasado un buen rato y sin que volviera el halcón, el caballero se acercó al barranco, pero no llegó a ver nada, por lo que hizo descender un criado por una cuerda. Éste, en una hendidura de la reoca, encontró a la perdiz y el halcón vivos y juntos, contemplando absortos una talla de la virgen escondida tras unos matorrales. El caballero volvió a su casa emocionado por tal milagroso hallazgo. Los vecinos fueron en procesión al lugar y sacaron la imagen para depositarla en la iglesia se San Pedro Apóstol, en la base del barranco y que hoy en día ya no existe.

Pero sigue contando la leyenda que la figura despareció en más de una ocasión de la iglesia, siendo encontrada cada vez en la hendidura del barranco donde fue hallada por el criado del caballero. Con ello se entendió que la voluntad de la virgen era permanecer en aquel lugar, por lo que allí mismo los devotos le construyeron el santuario para poder ser venerada.

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